¿Cuantas veces hemos caminado con algun desconocido? y derrepente sin saber cuantos problemas lo agobian, o si viene pasando por gran momento. En realidad de èl no sabemos nada y camina junto a nosotros, inclusive en algunos casos se cruzan un par de palabras, pero sin importarnos realmente la profundidad de sus gestos, pensamientos e inquietudes.
Muchas veces tambien solemos caminar con amigos y conocidos y "hablar" y comentar de lo que le suceden a las personas, a veces convirtiendolo en aquel bien o mal conocido "pelambre". Y ese caminar aunque puede ser muy agotador, `puede transformar nuestra vida en un camino baldio, solitario sin ver ni escuchar lo que realmente pasa a nuestro alrededor.
E inclusive en nuestros templos donde incesantemente buscamos a Dios, sin darnos cuenta que el Señor el que nos busca y sale a nuestro encuentro, seguimos caminando con este comportamiento. Quizas el llamado del Señor es parar, sacudir las sandalias y caminar sin tropiezos.
En este tiempo de pascua, quizas el llamado del Señor no es caminar por caminar, ni solamente comentar lo que sucede a otros. El llamado es, estar atentos a quien nos acompaña en este caminar, quien sale a nuestro encuentro en el camino, que no todos son desconocidos sino que es el Señor quien nos acompaña. El señor que se parte y comparte como el gesto de la fraccion del pan , a los peregrinos de emaus.
"Lo reconoceran en la fraccion del pan".